El problema del mal o también, paradoja de Epicuro, es estudiado en filosofía de la religión y teodicea como el problema que resulta al considerar la compatibilidad entre la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de un Dios omnisciente, omnipotente y omnibenevolente. Aunque suele atribuirse a Epicuro, como su propio nombre señala, esta no se encuentra en ninguno de los escritos conocidos de aquel. El argumento del mal afirma que debido a la existencia del mal, o Dios no existe o no tiene alguna de las tres propiedades mencionadas. Los argumentos para sostener lo contrario se les conoce tradicionalmente como teodiceas. Además de la filosofía de la religión, el problema del mal también es importante en los campos de la teología y la ética. El problema del mal se puede expresar de la siguiente forma:[3][4]
¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente.
¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo.
¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces el mal?
¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?Paradoja o trilema de Epicuro
A menudo se formula de dos formas: el problema lógico del mal y el problema evidencial del mal.[5] La versión lógica del argumento intenta demostrar deductivamente una imposibilidad lógica en la coexistencia entre Dios y el mal,[6] mientras que la evidencial sostiene inductivamente que dado que existe el mal en el mundo, es improbable que exista un dios omnipotente, omnisciente y perfectamente bueno.[7] Esta versión inductiva del argumento es más popular que su versión deductiva. El problema del mal también se ha extendido a los seres vivos no humanos, incluidos el sufrimiento animal provocado por la naturaleza y la crueldad animal humana.[8] También se diferencian dos tipos de males: Mal moral, causado por actos humanos (como el Holocausto); y mal natural, causado por eventos que no tienen que ver con los humanos (como el Terremoto de Lisboa de 1755).[7]
Existe una amplia variedad de respuestas al problema del mal y se clasifican en: refutaciones, defensas y teodiceas. Hay además muchas discusiones sobre el mal y problemas relacionados en otros campos filosóficos, tales como la ética secular[9][10][11] o la ética evolucionista,[12][13] pero en el sentido ordinario el "problema del mal" se trata dentro del contexto teológico.[5][7]
El problema del mal aplica intensamente a las religiones monoteístas seguidoras del teísmo clásico, como el cristianismo, islam y judaísmo, que creen en un dios monoteísta que es omnipotente, omnisciente y omnibenevolente;[14][15] pero la pregunta "¿Por qué existe el mal?" ha sido estudiada en religiones no teístas o politeístas como el budismo, hinduismo y jainismo.[16][17] El problema del mal también se aplica al politeísmo si algún dios tiene los atributos ya mencionados.